Consejos médicos. La epidemia actual

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Consejos médicos. La epidemia actual

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Este texto es un ejemplo del papel que los médicos desempeñaron en los periódicos españoles durante la pandemia de gripe de 1918-1919. Su objetivo era tranquilizar a la población mientras difundían información relevante para facilitar la respuesta de la ciudadanía a la crisis sanitaria, dentro del marco establecido por la profesión médica, que facilitaría el manejo de la crisis sanitaria. Hoy hablaríamos de labores de divulgación y de educación sanitaria.

El autor de los consejos fue Gregorio Marañón (1887-1960), con un curriculum relevante cuando estalló la pandemia. Sus profesores fueron los médicos más destacados del momento: Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), Alejando San Martín (1847-1908), Manuel Alonso Sañudo (1856-1912), Juan Madinaveitia (1861-1938) y Federico Olóriz (1855-1912). Estudió Medicina en la Universidad Central de Madrid (hoy, Universidad Complutense). Obtuvo el premio extraordinario de licenciatura en 1910, y el de doctorado en 1913, tras realizar una estancia de investigación en Alemania becado por el Ministerio de Instrucción Pública. Fue también premio extraordinario de doctorado.

En 1909, siendo aún estudiante, recibió el Premio Martínez Molina, otorgado por la Real Academia de Medicina y publicó artículos en la Revista Clínica de Madrid.

Marañón se interesó pronto por las enfermedades infecciosas. Durante su estancia alemana en 1910, trabajó con Paul Ehrlich (1854-1915) y se familiarizó con la investigación médica más avanzada. A su regreso, publicó su obra La quemoterapia moderna según Ehrlich. Tratamiento de la sífilis por el 606. En 1911, por oposición, se convirtió en médico de la Beneficencia Provincial, con destino en el Servicio de enfermedades infecciosas del Hospital General (Madrid). Desde este puesto intervino durante la pandemia de gripe de 1918. En el verano de 1918, formó parte de la Comisión médica que el gobierno español envió a Francia para estudiar las medidas adoptadas en dicho país. En 1919, fue nombrado consejero de Sanidad y, en 1922, ingresó como académico numerario de la Real Academia de Medicina.

El texto de Marañón tuvo gran difusión. Fue incluido en el dorso de unas cartulinas de la Comisaría de turismo y cultura popular, que contenían imágenes de monumentos de Toledo. Además, varios diarios lo reprodujeron en un momento clave de la crisis sanitaria, cuando surgieron dudas sobre la naturaleza de la enfermedad, circularon otros diagnósticos, que confundía a la población.

Marañón respondió a las dudas descartando otras patologías (cólera, peste, tifus) con los resultados negativos del laboratorio y de las autopsias. Manifestó que la enfermedad era la gripe, padecida en primavera. Ante la imposibilidad del laboratorio de aislar el bacilo de Pfeiffer (oficialmente su bacteria causante) en todos los casos de enfermedad, Marañón propuso una etiología multicausal: influencias atmosféricas, el microbio gripal, otros microbios y otras causas que no se podían precisar. Sin embargo, defendió que la enfermedad se contagiaba por el aire, donde residía el microbio procedente de estornudos y toses de personas enfermas y convalecientes.

El documento incluía medidas higiénicas individuales para evitar el contagio, otras a seguir si se enfermaba y las que se debían adoptar cuando la enfermedad finalizaba o se producía la muerte, que incluían la desinfección de espacios y enseres en contacto con quien había padecido la gripe.

Es importante destacar que, en caso de enfermedad, Marañón recomendaba el autocuidado (sudar, meterse en la cama…), pero no la automedicación sin indicación médica. Lo justificaba por la escasa o nula eficacia de los medicamentos y la necesidad de reservarlos para casos seleccionados por los médicos. Los medicamentos entonces servían solo para tratar los síntomas, pero su recomendación se explica por la escasez y carestía de medicinas durante la pandemia.

Resulta contradictorio que Marañón indicara primero que era difícil evitar ser contagiado y luego lo contrario para justificar que se cuidara a las personas enfermas.

Finalizaba el texto con un mensaje de esperanza, pidiendo que no cundiera el pánico, ni el pesimismo, ya que la enfermedad se agotaba en cuatro semanas.

Conseils médicaux. L’épidémie actuelle

Ce texte est un exemple du rôle que les médecins ont joué dans les journaux espagnols pendant la pandémie de grippe de 1918-1919. Son objectif était de tranquilliser la population en diffusant des nouvelles importantes pour lui permettre de répondre à la crise sanitaire dans le cadre établi par la médecine en facilitant la gestion de la crise sanitaire. On parlerait aujourd’hui de travail de divulgation et d’éducation à la santé.
L’auteur de ces conseils est Gregorio Marañón (1887-1960), qui pouvait faire état d’un curriculum impressionnant quand éclata la pandémie. Il eut pour maîtres les médecins les plus réputés de son époque: Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), Alejando San Martín (1847-1908), Manuel Alonso Sañudo (1856-1912), Juan Madinaveitia (1861-1938) et Federico Olóriz (1855-1912). Il étudia la médecine à l’Université Centrale de Madrid (aujourd’hui, Université Complutense) et obtint le prix extraordinaire de licence en 1910 ainsi que le doctorat en 1913 après avoir effectué un séjour de recherche en Allemagne en tant que boursier du Ministère de l’Instruction publique. Il obtint également le Prix extraordinaire de doctorat.
En 1909, alors qu’il était encore étudiant, il reçut le prix Martínez Molina, décerné par l’Académie Royale de Médecine et publia des articles dans la Revista Clínica de Madrid. Marañón s’intéressa rapidement aux maladies infectieuses. Pendant son séjour en Allemagne en 1910, il travailla avec Paul Ehrlich (1854-1915) et se familiarisa avec la recherche médicale de pointe. A  son retour, il publia sa Quemoterapia moderna según Ehrlich. Tratamiento de la sífilis por el 606. (Chimio-thérapie moderne selon Ehrlich. Traitement de la syphilis par le 606). En 1911 il obtint par concours un poste de l’Assistance Régionale au service des maladies infectieuses de l’Hôpital Général de Madrid où il intervint pendant la pandémie de grippe de 1918. A l’été 1918, il fit partie de la Commission médicale que le gouvernement espagnol envoya en France pour étudier les mesures qui y avaient été prises. En 1919, il fut nommé Conseiller sanitaire et, en 1922, il entra à l’Académie Royale de Médecine en tant que membre titulaire.
Le texte de Marañón connut une ample diffusion. Il fut imprimé au dos de plusieurs prospectus du Commissariat au tourisme et à la culture populaire qui représentaient des monuments de Tolède. En outre, divers journaux le reproduisirent à un moment clé de la crise sanitaire quand apparurent des doutes sur la nature de la maladie et circulèrent d’autres diagnostics qui semèrent le doute parmi la population.
Marañón leva les doutes en écartant d’autres pathologies (choléra, peste, typhus) avec les résultats négatifs des analyses faites en laboratoire et des autopsies. Il établit qu’il s’agissait bien de la grippe apparue au printemps. Face à l’impossibilité du laboratoire d’isoler dans tous les cas le bacile de Pfeiffer (qui était officiellement la bactérie responsable de la maladie), Marañón proposa une étiologie à causes multiples : influences atmosphériques, le microbe de la grippe, d’autres microbes et d’autres causes qu’il était impossible de préciser. Il soutint cependant que l’épidémie se propageait par l’air, où résidait le microbe en provenance des éternuements et de la toux des malades et convalescents.
Le document contenait des mesures d’hygiène individuelles pour éviter la contagion, d’autres à suivre si l’on attrapait la maladie et celles que l’on devait adopter à la fin de la maladie ou en cas de décès, en particulier la désinfection des espaces et des objets avec lesquels avait été en contact celui qui avait souffert de la grippe.
Il est important de souligner qu’en cas de maladie, Marañón recommandait l’auto traitement (suer, se mettre au lit…), mais pas l’automédication, ce qu’il justifiait par la faible efficacité (ou le manque d’efficacité) des médicaments et la nécessité de les réserver pour les cas déterminés par les médecins. Les médicaments servaient alors uniquement pour traiter les symptômes, mais sa recommandation s’explique par le manque et la cherté des traitements pendant la pandémie.
Il est contradictoire que Marañón déclare d’abord qu’il était difficile d’éviter d’être contaminé, puis absolument le contraire pour justifier que l’on prenne en charge les personnes malades.
Le texte s’achevait par un message d’espoir en demandant de ne pas céder à la panique ni au pessimisme, étant donné que la maladie disparaissait en quatre semaines.

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Madrid

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Type

Presse

Langue

Relation

Marañón, Gregorio, La quemoterapia moderna según Ehrlich. Tratamiento de la sífilis por el 606, Madrid, Casa Vidal, 1910.

Marañón y Bertrán de Lis, Gregorio y López Vega, Antonio, “Gregorio Marañón y Posadillo”, en Real Academia de la Historia, Diccionario biográfico electrónico (en red: https://dbe.rah.es/biografias/12917/gregorio-maranon-y-posadillo).

Porras Gallo, María Isabel, La gripe española 1918-1919, Madrid, Libros la Catarata, 2020.

Porras Gallo, María Isabel, Una ciudad en crisis: La epidemia de gripe de 1918-19 en Madrid, Tesis doctoral presentada en la UCM, 1994. Accesible en https://eprints.ucm.es/id/eprint/2765/

Référence bibliographique

"Consejos médicos. La epidemia actual. Autor Dr. Gregorio Marañón", El Liberal, Madrid, 10 de octubre de 1918 (n° 14176), [p. 2].

Source

Hemeroteca Municipal de Madrid

Notice du catalogue

Droits

Domaine public.
Image fournie par la Hemeroteca Municipal de Madrid.

Format

48 cm

Support

papier